sábado, 11 de julho de 2020

Capítulo 1.


Me desperté temprano. Antes del reloj tocar.
No obstante, tardé para levantarme. En el invierno es siempre más dificil salir de la cama, aun más quando se tiene uno daquellos dias frios y lluvosos. 

Me baje a cocina para prepararme un café. El sonido de la lluvia se mezclaba, de vez en cuando, con el sonido de los coches pasando por la calle, lo que me hacia aún más perderme en el médio de mis pensamientos. Cuando me di cuenta, ya habia colmado la tetera. Rapidamente, limpié todo.

Salí de casa y dirigí hasta mi destino, en el cientro de la ciudad - no fue dificil hallar el lugar, ya que el edificio tenia rasgos únicos, que de lejos podían ser vistos. El edificio Montefeltro, uno de los últimos supervivientes de la arquitetura eclética que aún insistian mantenerse de pie, tenia más de veinte pisos. La entrada del edificio era imponiente y recordaba los antigos edificios de Nueva Iorque. Sobre la puerta principal, estaba esculpida en la piedra su fecha de construcción - mil novecientos treinta y un.

El interior de la recepción era tan imponiente como su exterior. El piso de mármol, aúnque claramiente viejo y desgastado, mantenia su belleza, y se harmonizaba perfectamente el techo alto, que era sostentado por grandes columnas de apariencia romanas. No obstante toda la grandeza del edificio, estaba completamiente vacío. Yo solo veía el recepcionista - un señor con sus setienta e picos años.

- Buenos dias, señor. Puedes decirme en cual piso es el consultorio del Señor Peñara?
- Vale. Hace tiempo que nadie me pregunta deste consultorio - puedes encontrarlo en el décimoctavo piso.
- Me parece que hace tiempo que nadie viene a este edificio. Dónde están las personas?
- Es difícil responder. Yo creo que sea a causa desta región, cada vez más degradada por todo tipo de errantes, que nada hacen si no pedir y pedir.
- Tengo que concordar con usted que vi algunos viniendo para aqui. Pero, usted sabe que estas personas costumbram estar pasando por dificuldades, y que a nadie le gusta pedir - es una cuestión de necesidad.
- No me lo tomes a mal, pero no los soporto - que ván a pedir en otro lugar!
- Si.. lo entiendo.. los ascensores.. son..?
- Puedes encontrarlos al final del pasillo, a derecha. 
- Que tengas un buen día.
- Hasta.

Yo pensé que nunca llegaría al piso, visto que el ascensor parecia ser el mismo desde la inauguración del edificio. El pasillo de lo décimoctavo piso de nada me recordaba la belleza de la recepción, puesto que estaba muy mal cuidado. No fue dificil hallar el consultorio del Señor Peñara. Toqué la puerta tres veces.
- Por favor, entre. Está abierta - oí al fondo.

En el interior del consultorio, la primera cosa que me llamó la atención, despues del fuerte olor de café, fueran las estanterias, belisimas y altas, de tono marrón oscuro - llenas de libros de los más variados tipos - autoayudas, thrillers, romances, filosofia. El señor Peñara me parecía, obviamente, un gran lector. En un de los rincones, habia un sofá, y en el rincón opuesto, una puerta que se hallaba abierta. en el medio de la sala, habia una grande mesa, llena de papeles, una lámpara, y al rededor de ella, tres sillones de color roja. En el otro lado de la sala había una ventana, que estaba abierta, dejando así que todo el ruído exterior entrara. La lluvia estava más fuerte, y el sonido de los coches, al contrario de mi casa, eran mucho más constantes. 

- Por favor, te encuentres un puesto y me espieres un rato. Estoy terminando de pasarnos un café. Te lo prefieres más fuerte o suave? Dijo la voz procedente de la puerta entreabierta.
- Suave, con azúcar, por favor. Respondí.

Dos o tres minutos pasaran sin que el señor apareciera. Cansé de ver los libros, y senté en el sillón en dirección a la ventana, de modo que pudiera mirar los coches en la avenida debajo. No sé cuanto tempo me quedé alli. Creo que poco. Un señor de aparencia de sesenta años entró en la sala.

- Buenos dias! Lo siento te hice esperar. Aquí está tu café. Este grano me lo traje cuando estuve en Brasil, hace uns dos años. Es uno de los mejores que ya he probado. Anda.. Pruebatelo - es buenísimo. Además, soy Alvarez Peñara.

- No pasa nada, señor Peñara. Espero que el sabor sea tán bueno como el olor.

El cafe estaba demasiado fraco - "como agua fangosa" diria mi mamá - El señor delante de mi, apesar de su edad, estaba muy bien conservado. Era calvo, sin embargo, tenía una grande y bien cuidada barba, que ya estaba toda blanca. No era gordo, tampoco delgado, y llebava gafas pequeñas, que casi no le cobrían los ojos.

- Está muy bueno... Además, me llamo Pablo. Te agradezco por aceptar mi solicitud.

- No hay de qué.. Además, qué te trae hasta aqui, Pablo?

- No es tán fácil para mi decir.. Son vários motivos.

- Ya ha ido a algún otro psicólogo antes? 


- No. Es mi primera vez. Te lo adelanto que no es fácil para mi. 


- Pablo, antes de que empezemos a 













Capítulo 1.

Me desperté temprano. Antes del reloj tocar. No obstante, tardé para levantarme. En el invierno es siempre más dificil salir de la cama, a...